La difusión de la Fe Bahá’í

Un principio cardinal de la Fe bahá’í es el de la libre investigación de la verdad, esto es, que cada persona tiene el deber de buscar por sí misma la verdad religiosa y no simplemente aceptarla por herencia, por tradición y menos aún por imposición. Debe “ver con sus propios ojos y no por los de otros”.

La inmensa mayoría de las personas profesan su religión porque han nacido en una determinada sociedad donde tal confesión es mayoritaria, y siguen prácticas que han heredado y aceptado sin cuestionarlas. Así, es normal que uno sea musulmán porque nació en una familia y en usa sociedad predominantemente musulmana. Y lo mismo cabe decir del cristiano, budista o judío.

Pero para el bahá’í la fe debe alcanzarse por medio de la búsqueda y reflexión personal, y eso excluye cualquier forma de presión directa o indirecta para forzar a alguien a abrazar sus creencias.

Los hijos e hijas de los bahá’ís, reciben de sus padres y de la comunidad una educación esencialmente espiritual. Se considera que el progreso y felicidad de los niños depende de su desarrollo moral, del conocimiento de las potencialidades inherentes a la naturaleza humana, de su motivación y espíritu de búsqueda. Las clases de educación bahá’í que reciben tienen como propósito contribuir a estos objetivos. Éstas incluyen el estudio de las verdades fundamentales de las grandes religiones del mundo y el aprecio por ellas y por su papel en el avance moral y social de la humanidad. Cualquier investigador imparcial de esos sistemas religiosos, sobre los que se han levantado sucesivas civilizaciones, puede descubrir que cada uno de sus fundadores, -a los que los bahá’ís denominan Manifestaciones de Dios, porque manifiestan o reflejan los atributos divinos en una medida asequible para el ser humano-, son portavoces del mismo y único Dios, que los ha enviado en diferentes épocas y lugares para educar a los seres humanos y ayudarles a cumplir el doble propósito de sus vidas: el desarrollo de los atributos divinos que cada persona posee en potencia y el avance continuo de la civilización humana. Estos mensajeros divinos han revelado en cada época lo que era conveniente y necesario para las necesidades de las gentes y los requerimientos de su desarrollo social. Los principios básicos que todos ellos han enseñado están en completa armonía; sus objetivos y propósitos han sido los mismos; sus enseñanzas son todas facetas de una sola verdad; sus funciones han sido complementarias; sólo difieren en los aspectos no esenciales de sus doctrinas, relacionados fundamentalmente con los aspectos materiales y de la convivencia social de cada momento, y sus misiones representan etapas sucesivas en la evolución espiritual de la sociedad humana.

No es hasta la edad de 15 años que los niños y niñas de padres bahá’ís pueden manifestar libremente su deseo o no de formar parte de la comunidad bahá’í.  A nivel mundial, la comunidad bahá’í ha desarrollado un programa que en la infancia ofrece educación moral y espiritual y una orientación hacia el servicio a los demás. En la preadolescencia el programa se encamina a empoderar a los prejóvenes y ayudarles a definir los principios espirituales y morales que han de servirles de brújula en su vida adulta; a liberar su potencial intelectual y espiritual para ponerlo al servicio de la sociedad. Estos programas, en forma de secuencia de cursos, adaptados a las diferentes edades, se han elaborado a partir de la experiencia bahá’í en todo el mundo, y por su carácter no proselitista están abiertos a cualquier niño o prejoven, sea bahá’í o no. De hecho, en algunas partes del mundo se han incluido como materias extracurriculares en centros educativos no bahá’ís.

Los bahá’ís dan a conocer las enseñanzas de Bahá’u’lláh (fundador de la Fe bahá´í y a quien consideran la Manifestación de Dios para esta época) por medio de actividades públicas, como por ejemplo conferencias o entrevistas en medios de difusión, y, sobre todo, por medio de conversaciones con las personas de su entorno a las que invitan a investigar libremente tales enseñanzas. Lamentablemente, los medios de difusión no son proclives a dedicar tiempo a dar a conocer las creencias de las distintas confesiones religiosas. Cualquier persona interesada en conocer las enseñanzas bahá’í, tiene libre acceso a ellas, en forma abundante, a través de infinidad de páginas web y también de los centros e individuos bahá’ís en cualquier parte del mundo.

A pesar de que el modo de difundir las enseñanzas bahá’ís es ajeno al proselitismo, y a sus sólo 176 años de existencia*, la Fe bahá’í es hoy día, según datos de la Enciclopedia Británica, la segunda religión más extendida geográficamente en el mundo, después del cristianismo. Está presente en 236 países independientes y territorios dependientes.

 

  • Escrito en 2020
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